Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): De todas veras se asocia el Gobierno de S. M. a las sentidas frases que nuestro digno Presidente ha dedicado a la memoria del que hasta hace pocas horas era nuestro ilustre y querido compañero, a quien la implacable muerte acaba de arrebatarnos en la fuerza de la vida y sin consideración a sus talentos, a sus méritos y a sus virtudes.

Todavía queda en este recinto y quedará por mucho tiempo, el eco de su hermosa palabra; todavía resuenan en nuestros oídos aquellos acentos sublimes del patriotismo, con los cuales, y sólo a impulsos del bien del país, nos ofrecía su poderosa inteligencia y sus nobles esfuerzos para afianzar las libertades ya conquistadas, para conseguir la sinceridad en el ejercicio de todo derecho, para mejorar nuestra administración, para regenerar nuestra hacienda, para conquistar, en fin, en medio de la paz pública, la ventura de la Patria. (Muy bien)

Modesto, honrado, cariñoso, de inteligencia superior y elocuencia envidiable, su mujer y sus hijos han perdido para siempre los encantos de la vida; la tribuna española, un gran orador; los partidos liberales, un gran correligionario; la política, un gran adalid; la patria, un gran ciudadano. (Muy bien, muy bien.) Que Dios, allá en su infinita bondad, premie en el cielo sus méritos y servicios, ya que en la tierra ha podido y ha sabido conquistar el amor de sus allegados, el cariño de sus amigos y el respeto y la admiración de sus conciudadanos. (Muestras de aprobación.)